Al segundo intento me he reconciliado con Paul Auster. Tras una pequeña decepción con Brooklin Follies, me decidí a abordar Un Hombre En La Oscuridad (Man In The Dark) sin prejuicios ni opiniones preconcebidas, olvidando el sabor agridulce que me dejó el primer acercamiento a su obra. Y afortunadamente me alegro de esta decisión. He hallado en Un Hombre En La Oscuridad todo aquello que esperaba encontrar en un libro escrito por este estadounidense universal.
Casi en la misma proporción pueden contarse tanto sus seguidores como sus detractores. Auster es un escritor que a nadie deja indiferente y por ese motivo, por la sensación de indiferencia que me embargó al acabar la lectura de Brooklin Follies, me decidí a leer Un Hombre En La Oscuridad.
En su último libro Paul Auster se afana en jugar con el lector. Nos presenta, por un lado la figura de August Brill, un hombre de edad avanzada, que pasa sus noches de insomnio inventando historias en la oscuridad de su dormitorio y por otro lado, la historia que éste cuenta y que es la de Owen Brick, un joven mago que se despierta dentro de un pozo del que no puede salir. Estas dos vidas que no dejan de ser historias paralelas están predestinadas a confundirse de la mano de Auster. Conocemos la vida de Brill que habita en lo que consideramos como “mundo real” donde el anciano narrador nos presenta a su familia y los accidentes y circunstancias de todos los habitantes de la casa en la que se encuentra. Al mismo tiempo que conocemos la vida de August Brill, gracias a la imaginación de éste, descubrimos la de Brick en un “mundo paralelo”(es difícil no pensar en 1984 o Un Mundo Feliz) en el que Estados Unidos está sumido en una segunda guerra civil y donde no han tenido lugar los grandes desastres que han azotado a los estadounidenses como la guerra de Irak o el atentado del 11 de septiembre.
Paul Auster no sólo crea historias, sino que recrea dentro de la cotidianidad que nos rodea relaciones complejas protagonizadas por personajes humanos y sobradamente trabajados. Aunque se hace difícil distinguir lo puramente ficticio de los guiños biográficos que bañan sus textos (de todos es conocido su afán por aparecer en sus libros en la figura de alguno de los personajes aunque nunca se reserva ningún protagonista). Su prosa es clara, actual y llena de matices. Nadie puede dudar de la calidad de su técnica literaria y creo que Un Hombre En La Oscuridad es un claro ejemplo de todo esto.
Con la lectura de esta novela, me sumo a esa legión de seguidores que considera a Paul Auster un intelectual de los que quedan pocos. Poeta, novelista, ensayista, autor de teatro, guionista de cine, director y, en alguna ocasión esporádica, incluso actor. Muchas son las facetas de Auster y en muchas destaca. En pocas ocasiones ha sido tan certera la concesión del premio Príncipe de Asturias de las Letras como lo fue en la edición del 2006 cuando recayó en la figura de este polifacético escritor.
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2 comentarios:
Acabo de terminar con "Leviatán" y me da la impresión de que es un escritor "circular": sus obras van "spinning" una y otra vez sobre sí mismas. El principio, unido al final. Las historias cotidianas que comentas casualmente acaban enlazándose con otras que también se han narrado en un punto diferente del camino. Aprovecha el stand que hay puesto en el Corte Inglés y añade a tu colección las obras de Auster de Anagrama en su versión "barata".
Acabo de pedirlo para tenerlo en mis Reyes,con mucho tiempo,ya,cosas de la crisis,hay que dosificar gastos!
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