
Hoy hace un año, aproximadamente a esta misma hora, reposaban sobre mis dedos las palabras impresas, y aún calientes, de Rosario Pérez Cabaña. Un largo año que, sin embargo se ha hecho demasiado corto. Un año en el que me he visto abrazado por las palabras como manos de Rosario. Y por supuesto, un año abrazado por una amistad, de la que tan orgulloso me siento. Quiero compartir, por tanto, el positivismo y la felicidad que me embargan cuando me dejo acariciar por los versos de Rosario y de su magnífico Mientras Tú Cantas. Sentimientos que sólo pueden verse superados por la experiencia de oír personalmente el recitar pausado y preciosista que Rosario hace de su obra. (Recomiendo encarecidamente para aquellos que no tengan la oportunidad de asistir en persona a alguno de sus recitales una pequeña búsqueda en YouTube). Sirva, por tanto, este comentario como humilde homenaje al maravilloso poemario que tan buenos momentos me ha proporcionado. Egoístamente, para que esos momentos se repitan para siempre.
“Brevísima descripción de un mundo”
De ti es todo cierto,
sobre todo que miras con los ojos
y que tus ojos existen.
Es cierto, sí, que desnudas caracolas
que cuando entra en ti la flama
que los demás repudian (porque es verdad
que esta ciudad se pega, no vamos a negarlo),
tú sudas. Y ya está.
De nuevo eres tú en las cosas,
dentro,
“en” como si fuera el gerundio del verbo atravesar
que quede claro.
Nadie podrá, jamás, dudar
que de ti es todo cierto, el lunar,
la imberbe cercanía de tus sueños cercenados,
el fluido nasal y la soberbia,
esa forma de no decir la verdad
como lo haría un notario o un miedoso.
Tú no. Tú dices las cosas tal como son de inciertas.
Así, como si nada. Como si fumaras un cigarrillo
sin darte cuenta, por ejemplo.
Como declama Amélie Nothomb al comienzo del libro “El hambre soy yo”. El Hambre es Amélie Nothomb. Esta enigmática e interesantísima escritora belga nacida en el lejano oriente (su padre era cónsul belga en Japón en el momento de su nacimiento) está hambrienta y nos lo hace saber en su Biografía del Hambre (Biographie de la Faim). Hambrienta en el sentido más amplio de la palabra. Hambrienta de todo lo que le rodea. De la comida, de los lugares donde creció, de las personas que la rodearon, de las que la influyeron, de vida, de relaciones y sobre todo, está hambrienta de palabras.
La lectura de Por Amor Al Pueblo (The People’s Art Of Love) es comparable con la emoción de jugar con una matrioska, esas famosas muñecas rusas que son huecas en su interior y albergan una nueva muñeca distinta a aquella que le sirve de soporte.